Cosas veredes Sancho amigo. |
Cultura es el resumen histórico de los logros alcanzados por la humanidad en el transcurso de la historia. Esta es la definición clásica. La Educación entonces no es más que un objeto de la cultura, al igual que lo son las artes, la ciencia objetiva y la filosofía. Cuando se hace referencia a logros, se habla entonces de grandes personalidades, seres humanos excepcionales que, con su esfuerzo particular hicieron acopio ya de una técnica en ciernes existente en cada época, o de una capacidad intuitiva super-desarrollada, teniendo que experimentar sin el instrumental de laboratorio tal como se conoce en la actualidad, tratando de aprehender cuales eran los principios teóricos que regían a los fenómenos que se iban descubriendo. Se podría decir si ustedes quieren, que los genios de esas tiempos llegaron a poseer una técnica rudimentaria, pero al fin y al cabo una técnica que tenía una base lógica, la cual desarrollaron hasta la máxima expresión en la medida de lo posible, de tal manera que cada invención dentro del marco de esa teoría y la incipiente práctica, provocó cambios sustanciales en la manera de pensar de los pocos hombres de ciencia que exitían y, que investigaban cuales serían los fundamentos para construir la civilización del futuro. Un buen ejemplo lo ofrece Galileo Galilei (el maestro al que Albert Einstein reconoció como el padre de las astronomía, de la física y de la ciencia moderna), quien estuvo a punto de ser condenado a la hoguera en el siglo XVI, por el simple hecho de darle seguimiento a la "Teoría Heliocéntrica" (1) que su predecesor Nicolás Copérnico había desarrollado con unos sencillos lentes de aumento, a partir de las especulaciones de Ptolomeo promulgadas en "El Almagesto" (2) durante el siglo II d.C. Esos fueron los primeros pasos para la formulación de de las leyes de la óptica aplicada a la observación de los cuerpos astronómicos. Aunque, Galileo tuvo que luchar y en su defecto ceder ante la presión ejercida por los jerarcas de la iglesia de esa época y el funesto tribunal del “Santa Oficio”, quienes sentían que el dogma impuesto a las multitudes de ese entonces, a través del cual se pregonaba que “la tierra era el centro del universo”, la "Teoría geocentrista" (3), se derrumbaba ante la contundencia de lo que se podía observar a través de un incipiente esbozo de telescopio de manufactura artesanal diseñado por el ilustre sabio. Fue así como Galileo, postuló por prima vez dentro del trayecto histórico dos aspectos fundamentales: uno, que la tierra es redonda y dos, que gira alrededor del sol, superando con esta premisa los conceptos heliocéntricos que habían sido el punto de partida de su investigación. El sabio fue obligado a abdicar, pero dejó para la posteridad su famosa frase: “EPPUR SI MUOVE…” Los cimientos de toda “la sabiduría” del Viejo Mundo fueron estremecidos, el testimonio irrefutable de Galileo representó el primer eslabón que conduciría al divorcio de la ciencia y la teología. Paralelamente, Martín Lutero había iniciado en Alemania el Movimiento Reformista en clara desobediencia a las directrices del Vaticano. El Renacimiento, que campeaba a lo largo del continente europeo se fortalece, permitiendo la libre expresión de los artistas, el conocimiento de las leyes de la estética, el desarrollo del buen gusto, el refinamiento en las cortes y, de alguna manera un nuevo punto de vista para un pueblo al que no se le permitía el libre acceso a la ciencia y a la cultura.
Ejemplos de esta naturaleza
abundan, muchos de ellos se han perdido en el anonimato. Tal vez los más emblemáticos sean lo sucedido con visionarios de la
estatura de Sócrates, Sidharta Gautama, Jesus de Nazareth, Cristóbal Colón, Alva
Edison, Amadeus Mozart, y en el siglo XX, Martin Luther King, Mahatma Gandhi y Nelson Mandela, etcétera. La constante histórica que afligió a los genios en esos
tiempos de oscurantismo, cuyo delito consistía en atreverse a razonar y experimentar, buscando hacerle un
bien a la humanidad, no deja de causar
repulsión y asco, pues en el presente se siguen dando copias al calco. Cuánta cizaña
escondida tras la maleza de los intereses mezquinos. Cuánta confrontación sin
sentido con el apoyo ingenuo de la ignorancia popular. Cuántas víctimas inocentes
de un oprobio sistemático. Cuánta sangre derramada en vano. (Continuará)
No hay comentarios:
Publicar un comentario