lunes, 20 de enero de 2014

"Un Bosquejo del Fracaso" Escribe Fredy Ramírez Barrera. DRA 20-1-14




¿Qué es el fracaso? Socialmente se considera que un individuo es fracasado porque no logra realizar sus metas inmediatas o mediatas, en lo personal, lo económico, o en el amor. Planea y sus planes no se realizan, o son irrealizables. El concepto tiene varias aristas, por ejemplo si hablamos del que fracasa porque no tiene disciplina para echar a andar sus proyectos, habría que deducir si en efecto esa es la causa primordial de su fracaso, porque puede darse el caso que los proyectos no caminan por falta de financiamiento, y esa falta de soporte económico hace que el sujeto se frustre, y posteriormente se vea como decepcionado o sumergido en la completa indolencia. Otro aspecto del fracaso se puede observar desde el punto de vista patológico. El individuo planifica propósitos o metas irrealizables, quiere ser futbolista de categoría Messi, o pianista del tipo Tchaikowski, o tal vez aspira casarse con la princesa Grace de Mónaco, por no mencionar cualquier otro amor platónico. Este sujeto puede tener a su favor el factor económico, el apoyo familiar y social, pero sus metas son una quimera. Claro que, para este individuo el resentimiento será un martirio, vivirá quejándose y acusando a equis o ye circunstancia como la causa de su fracaso, para justificar la pérdida de los factores que tenía a sus pies, o la inversión realizada. Lo patológico se manifiesta en la persistencia de querer realizar lo irrealizable. Esto más bien raya en un estado demencial propio de la esquizofrenia o la neurosis.
Normalmente el fracaso, así como se manifiesta en la vida cotidiana obedece a factores que tienen su origen en la propia idiosincrasia social. Nadie fracasa porque quiere fracasar. Todos quieren tener éxito. Sin embargo, el mundo subdesarrollado es aún mucho más complicado de lo que parece. La adversidad con la que el sujeto se encuentra incluye una serie de hechos que lo pueden mantener confrontado con el sistema. El estado se hace de la vista gorda para desarrollar una política por medio de la cual se obligue al sector productivo a pagar el concepto de Responsabilidad Social, que permitiría canalizar fondos en apoyo de causas de beneficio colectivo, abriendo la oportunidad tanto en lo artístico, lo ecológico y/o lo deportivo u otros aspectos de capacitación laboral, para muchos muchachos de las nuevas generaciones que tienen aspiraciones de orden estandar. Los desfavorecidos son abandonados y los cinturones de pobreza campean a lo largo y a lo ancho del mundo subdesarrollado. Y, a partir del factor pobreza todo es posible, porque ésta mantiene una intimidad desgarradora con la ignorancia. De allí en adelante el programa de la adversidad se hace patente. Se fracasa porque los envidiosos bloquean el camino por el cual transitan las buenas intenciones. Se fracasa porque el sistema económico esclaviza la economía de la clase popular permitiendo la usura a través de un sistema bancario y crediticio que no es concebido en función social. Cuando reina la manipulación, la soberbia, la sub-valoración y el desprecio, solo un mensaje es verdadero: La moral y la ética no están de acorde a la conducta gubernativa y empresarial y económica que demanda el presente, considerando que la falta de previsión social es patética. El típico ejemplo que habla claro: el sujeto se enamora siendo un adolescente, embaraza a niña que no está capacitada para ser madre. No sabe trabajar y tiene que mantener ahora a tres bocas. Luego, tiene que aceptar ser esclavizado en un medio que ni siquiera tiene el nivel de consciencia como para pagar el salario mínimo (¡!). Si él cae en manos del vicio, el alcohol o las drogas, hasta se considera normal, si se vuelve delincuente, “ese era su destino”, si la niña se prostituye, “la etiqueta social” le imputa el mismo galardón, dado que, no se aplican o se desconocen los principios elementales que desembocan en la correcta formación personal y ciudadana. No se le pueden pedir peras al olmo. Nadie puede triunfar en un medio adverso, si no es picardías y artimañas. Qué si hay excepciones. Sí, hay excepciones. Qué si hay gente honrada. Sí, hay gente honrada. Personas que a base de mucho esfuerzo, de mucho trabajo y de mucha disciplina, han logrado vencer el fracaso que condena a las mayorías. Pero, cuántas son las personas honradas en realidad… Teniendo el conocimiento necesario de cómo funcionan las cosas, es dable el pensar que son pocas. En consecuencia se puede reflexionar que una golondrina no hace verano.
Si nuestros políticos fueran filósofos como decía Sócrates, y se tomaran en serio los preceptos constitucionales, y se protegiera el honor y la dignidad del individuo, y se promoviera la educación y la cultura, y se democratizara el capital, como lo demanda la época, se estaría hablando de una manera diferente. Entonces, tal vez estaríamos frente al desafío histórico de erradicar el concepto del fracaso y de los “fracasados”. Ese es un verdadero dilema cuya solución, todos sabemos que no se cosificará a corto plazo. Por qué... pues, para nadie que se considere medianamente inteligente puede pasar por alto la situación real de las cosas. El mundo y sus habitantes, somos víctimas de una doble moral que magnifica el capital de las élites en desmedro del valor de la vida. Y no estamos hablando de sistemas políticos, porque el afán de tener para si, cosas que nos pueden proporcionar una comodidad no tiene nada de malo. Lo absurdo es que nos apegamos a cosas que tienen un valor transitorio. Esto logramos entenderlo al final del camino. Y, en nombre de esos valores ilusorios nos valemos de la aflicción, o “el fracaso” de los demás, haciéndole todo el daño posible no solo a los aspectos ecológicos y a la biodiversidad, si no que a uno de los tesoros más grandes de la creación: el ser humano, el semejante, pisoteando de paso la doctrina del Dios en el cual decimos que creemos.
Los correctivos aplicables, y la crítica hacia esa deficiencia de la inteligencia no son nada nuevo. Desde los tiempos remotos han existido personajes dotados de una inteligencia superior que se han manifestado de época en época, hasta llegar al presente, haciendo el llamado a los seres humanos para que en nombre del orden universal se modifique el patrón de conducta en lo económico y en lo social.
Personalmente creo que la razón y la justicia, propias de ese orden universal, se impondrán sobre los cuadros de conducta atávica, y la verdad será como una luz que todo lo desenmascara. Siempre ha sido así, y como siempre, así será. ¿Me gustaría saber qué piensa usted... -el espacio está libre…-?  Atte: El Autor.


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