Pretender atacar a los gobernantes de turno
debido a problemas sociales que se pueden catalogar como de índole histórica es
una constante. Hoy los comentarios populares van dirigidos hacia el General Otto Pérez, la Licenciada
Baldetti, o en su defecto a la Licenciada del Águila, ministra de Educación y
otros funcionarios. Mañana será a quienes ganen la campaña del 2015. Claro que
es espeluznante cuando el contenido conceptual de esa “crítica” señala la
ineficacia del gobierno para proteger la vida de señoritas, menores de edad,
que asisten como alumnas de los establecimientos educativos -hoy sábado 26 de
Abril 2014, supe que falleció la hermana de la muchacha que fue abatida cerca del
INCA- realmente lamentable, asi como lamentables son, los absurdos
enfrentamientos entre pandillas estudiantiles en pleno Centro Histórico, con su
respectiva cauda de barbarie. Pero lo más lamentable es la indiferencia del magisterio para desarrollar los correctivos que pudieran evitar esta situación.
Este es un problema de fondo. Pretender hacer
show implica hacer más larga la agonía. El asunto ronda más bien por la
ineficacia del Sistema Educativo, la formación de las nuevas generaciones no
solo es responsabilidad de los padres de familia, la instrucción de orden
empírico que se recibe en el hogar, no es suficiente para afrontar la realidad
social del presente. Esta realidad complicada devela obstáculos no solo de
orden técnico, si no que implica un estado de recesión permanente que golpea
las clases populares afectando la conducta del conglomerado estudiantil,
tomando como premisa la ausencia de los elementos que le podrían dar forma a
una educación de tipo integral. Se deduce, desde luego, que un estudiante que
no se alimenta correctamente no podrá rendir de una manera eficiente. Y si
aparte de ese renglón fundamental, esa “instrucción” que se recibe en casa es del
todo deficiente, cómo podremos tener buenos alumnos. Luego, se podría tomar en
consideración que la preparación de los mentores no solo es obsoleta, si no que
los conceptos de ética, eficiencia y apostolado, se han perdido en el fondo del
baúl de la indiferencia. El sentido de
la certeza tiene que ser una condición social categórica. La educación pública,
de carácter cívico, ético y estético, que tiene como fundamento los preceptos
de la ciencia, es un deber moral que el pueblo delega en el estado. El
aparato estatal como tal, debiera de omitir el discurso de fachada, porque no
se puede engañar a nadie si los hechos contradicen al discurso. El cambio es un
acto de buena voluntad, los dignatarios y dignatarias que viven del usufructo
del presupuesto de la nación, tienen la obligación de desquitar los jugosos
salarios que devengan, y en un acto de vergüenza debieran de arremangarse las
mangas y buscar una transformación social realista. Usted me dirá cómo: y es
interesante el comprender que, finalmente es la “élite de élites” la que viene
gobernando. Entonces ellos no quieren hacer el cambio. Luego yo le
preguntaría a usted, ¿acaso no se ha dado cuenta...? En el caso de La Educación,
ésta más bien debiera de orientarse a tareas prácticas. Parodiando al sociólogo
de origen mexicano, el Dr. Antonio Caso, diría que los genios son harina de
otro costal, y que dadas las circunstancias se debiera de promover la
implementación de Institutos Tecnológicos con la finalidad de producir el Bachillerato
en Oficios. No estamos listos para la
Educación Estética y quien sabe si lo estemos para la tecnología y la ciencia.
Ni el baile en combinación con una música alienada serán elementos formativos
de la personalidad, si se analiza que ni siquiera maestros de “ballet moderno y
folklórico” tenemos en las escuelas, mucho menos “verdaderos maestros de teatro”,
quienes podrían aportar el elemento característico de la formación estética,
cuya esencia nos remite al desarrollo de la sensibilidad y el buen gusto y la
disciplina. Es de tomar en consideración que NO HAY MAESTROS para esas
especialidades, y los pocos que existen ( algunos, pocos, en la capital), han
sido marginados por el presupuesto oficial. A quien se le ocurre que un trabajo especializado como lo es el arte,
se le debe de pagar el salario de un peón.
Al utilizar “maestros” que desconocen la esencia filosófica estas asignaturas el más
perjudicado resulta ser el alumno; a partir de la improvisación con la que se
imparte la Educación Estética el resultado seguro será un producto mal formado,
y no solo mal formado si no que en la mayoría de los casos se genera un
producto alienado, trans-culturizado. Todas esas soluciones improvisadas
fueron propuestas por "profesionales"
ineptos, que no tuvieron ni siquiera el asco de confundir la Expresión
Corporal con el baile, o, el Teatro con el circo, o la educación con la cultura
y, el mismo MINEDUC comete el pecado de co-participar en el juego de la
ineptitud al pasar por alto la evaluación formal del impacto psicológico que
tendrían la implementación estas disciplinas artísticas en los establecimientos
escolares. La Reforma Educativa tiene que ser integral. Por supuesto que se
impone una revisión exhaustiva del pensum, pero no solo del pensum, si no que
también del personal adecuado para impartir las materias en cuestión. De
matemáticas, sabemos el resultado de las evaluaciones, de gramática y su complemento obligado: la
lectura, mejor ni hablar. Lo que si vale la pena mencionar es que, al igual que
sucede en Educación, el mismo Ministerio de Cultura ha resultado ser un fiasco. Uno no puede
dejar de preguntarse: ¿Cómo esos alumnos pueden llegar a entender las artes, si
ni siquiera son amantes de la lectura? Todos sabemos que la Estética nos remite
a una Filosofía del Arte. Mientras se desenmaraña la ineptitud, seguirá vigente
en el imaginario colectivo que, la Educación y la Cultura en Guatemala siempre han
sido un engaño y el horizonte no es nada halagüeño. El Autor.
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