miércoles, 27 de mayo de 2015

"El Derecho a la Libre Opinión: El Valor del Poder del Pueblo" Escribe Fredy Ramirez Barrera. DRA 25-05-15


Todos tenemos derecho a opinar a favor o en contra. Este derecho tiene cobertura de orden universal. Hemos insistido en señalar que las opiniones cotidianas no tienen valor científico, pero las opiniones calificadas Si son objeto de análisis, de donde deriva la posibilidad de su validez objetiva.  Si usted da una opinión y su interlocutor no está de acuerdo, él no tiene por qué reaccionar con el hígado. Eso solo demostraría que no tiene cultura y desconoce las reglas elementales de la política. La política es una ciencia de la cual abusa medio mundo. Aunque, algunos políticos de viejo cuño piensan que las leyes elementales que rigen a esta ciencia están codificadas en los preceptos de Maquiavelo. Sin embargo, vale afirmar y confirmar que la sociología, el posterior desarrollo de las ciencias humanísticas, y el advenimiento de la computadora e Internet, le imprimieron un giro futurista a las Ciencias Políticas del presente. Hoy no basta con querer ser. Ahora hay que saber ser.
El fenómeno sociológico (la crisis) que afecta al estado de Guatemala se veía venir, hasta mucho tardó en llegar, pero llegó. Los hechos de corrupción acumulados a lo largo de la historia reciente, fueron el detonante de las renuncia de la Licda. Baldetti. Ahora el pueblo liderado por la USAC y demas universidades, y el movimiento campesino, se regó como polvora, en consecuencia hasta las amas de casa conocen los motivos del descontento popular, y es que nadie cree en nada. El objetivo: la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, la constituyente y la suspensión de las elecciones. El problema consiste en que, está Constitución -para los actuales congresistas intocable, como si fueran las Sagradas Escrituras- no fue hecha con una visión futurista, es una constitución desactualizada.  Por ejemplo, no se estableció un mecanismo por medio del cual se pudiera Revocar el Mandato a un gobernante que ya no represente la unidad de la nación. Entonces, el pueblo sin ser acarreado, espontaneamente manifiesta su descontento en las calles. Mientras que los congresistas corren con la intención de aplicarle maquillaje a la Ley Electoral, a efecto de que el proceso no pueda ser interrumpido. Cómo podría legislarse sobre la re-elección? ¿Podrían sostenerse las mismas candidaturas...? ¿No será que siguen pretendiendo darnos atole con el dedo, -vuelvo a preguntar-, ¿por qué hasta ahora contra el tiempo...?
En todo caso habría que dilucidar que si no existen estos mecanismo en la constitución, qué se puede hacer para que la manifestación del pueblo no se quede solo en una manifestación de coraje. ¿Cómo darle un marco legal a la demanda popular para que los usufructuarios del poder entiendan que el pueblo ya no los quiere?
Algunos pensarán que estamos hablando de sabotear las elecciones, y con toda claridad decimos que no, nosotros no somos terroristas, pero si somos guatemaltecos, pagamos impuestos y no somos tontos, y entendemos perfectamente qué es lo que está pasando. Al pensar en los vacios legales solo se nos puede ocurrir que hay una forma de validar la demanda del pueblo: Los organizadores o quienes convocan a manifestar tienen que elaborar un memorial en donde se plasmen las peticiones fundamentales del pueblo, petición y voluntad, calzado con firmas, DPI, Boleta de Empadronamiento, dirección. Ahora bien, cuántos manifestantes estarían dispuestos a firmar un documento de esta naturaleza, cien , o cien mil, o un millón, ocho millones, o cuántos. Si posteriormente la demanda no es atendida, quedaría el planteamiento para ser cursado en las Cortes Internacionales.
Vuelvo al principio: Esta es una opinión, congruente talvez, como para encontrarle una salida a la crísis que se vive en nuestra Guatemala.
                                                     Con Respeto: El Autor.

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