lunes, 28 de agosto de 2017


El Círculo Vicioso
y los Conceptos Políticos Elementales. –La Historia-
Escribe Fredy Ramírez Barrera. Derechos reservados del  Autor. 27-07-17

Vox Populi,Vox Dei
En nuestro país, nadie de los que se autodenominan políticos, son políticos. Ni los que están en la palestra, ni los que opinan. Ni los que piensan lanzarse. Primero porque desconocen la misma historia de la política nacional. La dictadura de Estrada Cabrera, o la de Jorge Ubico. Quienes eran los miembros del triunvirato que propició la Revolución del 44, o cómo fue que derrocaron a Jacobo Arbenz Guzmán, y quienes intervinieron,  pero sobre todo, cual fue la causa que generó el golpe de estado del 54. En esa consecuencia, también se debería de saber cual ha sido en términos reales la dictadura más sangrienta impuesta a los guatemaltecos en nombre de una “democracia” represiva y «fraudalenta», y hasta donde se extendieron los regímenes de «facto». Y, segundo porque la formación ética de nuestros profesionales en más de un noventa (90%) por ciento –lo decimos con vergüenza- es totalmente deficiente. Decir soy político implica asumir una posición objetiva ante el problema socio-económico que afecta a nuestras poblaciones. Qué teoría es aplicable a un país con vocación agrícola y por qué. Ser político implica tener un conocimiento de las Ciencias Políticas y Económicas, pero también tener una ideología, y conocerla a fondo, si no sería mejor llamarse “chapucero”, pero no un político. Ser político es conocer de dónde proviene el concepto de derecha, -los pragmáticos y los Liberales- y cual es el soporte teórico de estas doctrinas, o  cuales son las leyes socio-históricas que promulga Carlos Marx en su manifiesto Comunista, y por qué son aplicables a la realidad social de Latinoamérica. Ahora bien, si ni siquiera sabemos en qué momento de la historia nace la Social Democracia como una tercera alternativa para lograr un acuerdo pacífico de los extremismos, cómo se pretende ser político. Ser político implica un compromiso ante una multitud de grandes proporciones, a la cual no se le puede fallar, porque si se les  falla, ellos no lo van a perdonar nunca. Su nombre puede quedar registrado históricamente como un patán, como un asesino, o un traidor a la patria. Aquí en Guatemala, a la luz de los últimos acontecimientos, desde 2014 al presente, gracias a la intervención de la CICIG, se destapó la triste realidad que vivimos. No haremos mención de nombres, solo diremos que muchos de esos traidores aún tienen puestos públicos a los cuales llegaron “de rebote”, o por« cuello». Decimos de «rebote» porque el sistema electoral que tenemos ya está colapsado, y nuestra gente no cree en nada, ni en nadie. Aquí, solo basta con tener una miserable expresión electoral, para declarar válido el evento, aunque el porcentaje mínimo que otorgue la representatividad para acceder a los cuadros burocráticos no exista. No fue eso lo que pasó con el actual gobernante. Rememorando, diremos que la inquietud política del pueblo, cuando se luchó por la renuncia de Otto Pérez Molina, era que se realizara una Asamblea Nacional Constituyente, con el objetivo de revisar y modificar la Carta Magna, y a partir de allí modernizar las Leyes Consuetudinarias que rigen a la nación. Fue así como se formuló aquella frase lapidaria: ”EN ESTAS CONDICIONES NO ACEPTAMOS LAS ELECCIONES”. Sin embargo, como esa consigna no se volvió una causa política, se validaron las elecciones, y el resultado arroja para el presente una especie de repetición del ciclo. A ver si el pueblo logra entender que, en este juego se está perdiendo, y a ver hasta donde el pueblo logra entender que el estado y sus activos son propiedad del pueblo, y que, es exactamente por eso, por lo que tiene que desarrollar la capacidad de exigir la actualización, al siglo 21, tanto del sistema Socio Político y Económico en general, así como de todos los hechos sociales implicados. Con Respeto: El Autor.

Fuente de imagen: deconceptos.com

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